¿NO PUEDE DEJAR SOLO A SU PERRO?

Dejar solo al perro en casa es una de esas situaciones que suelen plantear problemas a dueños y cánidos. En un buen número de casos nuestro animal se queda ladrando, aullando, gimiendo, y esto hace que salir de casa se convierta en un verdadero suplicio: ¿estará bien? ¿por qué llora? ¡pobrecito! No es raro que ese mismo perro nos haya hecho alguna trastada durante el tiempo que haya estado solo, y que a la vuelta nos toque ponernos a arreglar algún desaguisado... ¡si aún se puede!
Veamos primero qué puede explicar el "drama" por el que pasa el animal cada vez que se queda solo. Normalmente se tratará de un perro que acompaña a todas partes a su dueño, quizá con un pasado de abandono, y en general será muy dependiente. Es ese perro que se refugia en el regazo del dueño o que saluda de manera muy exagerada cuando ése vuelve a casa. Todo esto deja entrever inmadurez de carácter. La dependencia del perro, junto con la falta de aprendizaje sobre lo que supone la marcha de su dueño, están detrás de los problemas de este tipo. Se trata de ansiedad por separación.
Su mejora no es difícil, sólo hay que seguir algunas pautas regularmente. Estos consejos que siguen van encaminados a generar una situación de calma y normalidad durante los momentos previos a la marcha del propietario. Se trata de que el perro aprenda a tranquilizarse y a no necesitar atención continua.
Antes de salir:

- Si puede darle un paseo con mucho ejercicio antes de marcharse, mejor. Estará cansado y no tendrá tanta energía para estar ansioso.
- Un rato antes de irse, retire la atención al animal. Servirá para que esté calmado.
- No se despida del perro. Para él, usted está creando una expectativa de relación que se frena bruscamente cuando se marcha. Váyase, sin más.
- Para que se entretenga durante las horas que estará solo, algún juguete (uno o dos bastan) en las zonas donde esté dando problemas de destrozo.
- Dejarle su comida puesta en el momento de la marcha también da buen resultado.
Al volver:
- No le mire, no le toque, no le salude en ningún caso. Espere a que se haya tranquilizado.
- Recoja los juguetes que le dejó al marcharse.
Es bueno que de vez en cuando, si está en casa y tiene tiempo, haga simulacros de "marcha": vaya al armario, coja el abrigo, las llaves, acérquese a la puerta, y luego guarde todo otra vez, sin llegar a salir. Esto lo puede repetir varias veces al día. Verá cómo el perro se va desensibilizando al estrés que le produce el ritual previo a quedarse solo. De esta forma, va aprendiendo a calmarse. Cuando los simulacros ya no creen ninguna reacción nerviosa en el perro, haga salidas cortas, de a penas minutos, regresando pronto. El perro irá poco a poco viviendo la salida del dueño como normal, y podrá ir alargando la duración de las salidas con buenos resultados, hasta eliminar la conducta ansiosa.
Es útil para el buen funcionamiento de estas técnicas que ciertas pautas se corrijan: el perro no debe seguirnos a todas partes, hay que evitar sus gestos dependientes como el de poner la cabeza en nuestras piernas, no premiando estos comportamientos en ningún caso. Las órdenes de sentado o tumbado son muy útiles para buscar la relajación del animal, debe permanecer en ellas tanto como queramos, hasta haberse relajado.
Hay veces que el caso es extremo y hay que recurrir a técnicas de jaula, que en el fondo son como sus madrigueras y por lo tanto excelentes sitios de descanso para ellos. De paso, no pueden destrozar la casa mientras no estamos.
En general, todo lo que haga que el perro se sienta seguro en la casa, con o sin nosotros, será bienvenido a la hora de eliminar este trastorno del comportamiento: la ansiedad por separación.

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